Las historias más espeluznantes de la Biblia: Capítulo 1: La Plaga de la Muerte de los Primogénitos

 


Capítulo 1: La Plaga de la Muerte de los Primogénitos

La noche era oscura y silenciosa en Egipto. La tensión en el aire era palpable mientras las estrellas parpadeaban, ajenas a los eventos terribles que estaban a punto de ocurrir. El pueblo de Israel, bajo la opresión de Faraón, esperaba con una mezcla de esperanza y temor. Moisés, su líder, había transmitido el mensaje de Dios al faraón en repetidas ocasiones, pidiéndole que liberara a su pueblo. Pero el corazón de Faraón permanecía endurecido.

Dios había enviado nueve plagas devastadoras sobre Egipto, cada una más severa que la anterior. Desde ranas y piojos hasta la oscuridad que cubrió la tierra, las señales y maravillas no habían logrado ablandar el corazón del faraón. La décima plaga, sin embargo, sería la más terrible de todas.

Moisés y Aarón se presentaron ante Faraón una última vez. Les dijeron que a la medianoche, Dios pasaría por toda la tierra de Egipto y todos los primogénitos morirían. Esta tragedia afectaría a todas las familias, desde la casa del propio Faraón hasta la de los más humildes esclavos, y también a los animales. Esta calamidad era la consecuencia final de la negativa del faraón a liberar al pueblo de Israel.

Mientras tanto, Dios instruyó a Moisés sobre cómo los israelitas debían protegerse de esta plaga mortal. Cada familia debía sacrificar un cordero sin defecto y rociar su sangre en los marcos de las puertas de sus casas. Aquella noche, debían permanecer en el interior, comiendo la carne del cordero asado junto con hierbas amargas y pan sin levadura, listos para partir en cualquier momento.

Esa misma noche, la plaga cayó sobre Egipto. El llanto y el lamento se levantaron desde cada hogar que no tenía la señal de la sangre en sus puertas. Desde los palacios hasta las chozas, no había casa que no tuviera un muerto. El dolor y la desesperación envolvieron al país, ya que el juicio de Dios había llegado de manera contundente.

El faraón, finalmente, fue vencido por el dolor y el miedo. Llamó a Moisés y Aarón durante la noche y les ordenó que se fueran, llevándose a los israelitas consigo. Así, la larga y dolorosa noche terminó con la liberación del pueblo de Israel. La opresión había sido derrotada, pero el precio pagado fue alto.

En la memoria del pueblo de Israel, aquella noche quedó grabada para siempre. Cada año, celebrarían la Pascua, recordando cómo Dios pasó por alto sus casas, preservando a sus primogénitos y liberándolos de la esclavitud en Egipto. Esta historia no sólo habla de la liberación física, sino también de la fidelidad de Dios hacia su pueblo, incluso en medio del juicio y la calamidad.

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